16/02/2015

Intel acelera su hoja de ruta

A cada paso, la presentación de los procesadores de quinta generación de Intel está dejando un regusto extraño. Durante décadas, el rendimiento y las características técnicas eran la base del discurso corporativo. En esta ocasión, la compañía ha optado por ensalzar aspectos algo más «abstractos». Se habló largo y tendido de la movilidad y la versatilidad en el trabajo, predicando la batería como una ventaja clave de sus nuevos chips. Los nuevos Core vPro prometen una oficina sin cables. Es, de hecho, un cambio de ciclo, y desde que en enero anunciara Broadwell-U para el mercado de consumo, los argumentos se han reescrito para persuadir a las empresas de actualizar sus ordenadores.

Las funcionalidades para mejorar la gestión de dispositivos y la seguridad están entre los añadidos que trae Broadwell, cuyo proceso de fabricación se basa en 14 nanómetros. Los nuevos chips tienen el mismo rendimiento y consumo energético que otros modelos anteriores de la misma arquitectura (Core M, en septiembre pasado) pero incorporan un paquete de tecnologías que los hace atractivos para las empresas. El gran incentivo sería librarse de cables y enchufes: los PC de sobremesa, portátiles o mini PC de las nuevas familias, podrán reconocerse y conectarse entre sí automáticamente.

De ahí que en la presentación oficial emitida por webcast, la compañía se centrara en destacar – recurriendo a los buenos oficios de su antropóloga de cabecera Genevieve Bell – cómo la innovación en el trabajo ha ido históricamente transformando las empresas e impactando en la sociedad. Un repaso por momentos tedioso, aparentemente destinado a matizar el pragmatismo ingenieril de la compañía.

Intel anunció formalmente en enero la disponibilidad de procesadores Broadwell-U en el CES de Las Vegas, pero hasta la semana pasada, ningún fabricante había anunciado su compromiso con la tecnología vPro. Esto ha cambiado con el anuncio del HP Elite x2 1011 y de varios modelos de Fujitsu, que llegarán rápidamente al mercado. Intel ha puesto de relieve que una docena de fabricantes van a integrar próximamente la quinta generación en sus productos.

vPro incorpora a los chips, SSDs y NICs de nueva generación garantías de seguridad, como el cifrado por hardware mejorado y la autenticación de dos factores, mientras por su lado la llamada Intel Active Management Technology (AMT) ofrece beneficios de gestión, como acceder al ordenador remotamente aun cuando no esté encendido o el sistema operativo esté desactivado. Si se han perdido datos sensibles, AMT puede acceder a servicios de localización, restringir el acceso o incluso borrar datos.

A esto se refería Tom Garrison, director general de plataformas para empresas de Intel, al destacar que el objetivo es la versatilidad: “queremos transformar la experiencia de usuario ayudándole a trabajar virtualmente desde cualquier sitio, sin el engorro y la carga de los cables”. Wireless Docking parece ser una de las novedades más interesantes porque su implementación se produce en el chipset, no en el sistema operativo, y los datos transferidos entre el dock y el dispositivo están protegidos.

Han abundado los rumores, apoyados en la filtración de una supuesta hoja de ruta de Intel – ni confirmada ni rectificada, por cierto – según la cual los nuevos Broadwell deberían ser un estadio intermedio hasta el momento de lanzar Skylake, que se acompasará a Windows 10 y llegará «más pronto que tarde», según la elusiva frase de Brian Krzanich en enero, que el propio CEO de Intel corrigió la semana pasada en una conferencia de Goldman Sachs: Core M se relanzará con la microarquitectura Skylake a finales de 2015, prometió.

Desmintió así que Skylake se vaya a retrasar para dar tiempo a Broadwell a ganar espacio en el mercado, como llegó a comentarse. Parece estar claro que los primeros Skylake se enfocarán a ultramóviles, un ´factor de forma` central en la estrategia de Intel. Normalmente, la compañía no lanza todas las variantes de una nueva familia a la vez, sino que las va espaciando a lo largo de un año, como recordó Krzanich – bien se entiende por qué – al presentar los resultados anuales.

Puestos a suponer, algunos cronistas suponen que la secuencia responde a que Intel tiene premura por contar con una proposición viable para los futuros Mac, antes de que un rival se aproxime a la dirección de Apple: es obvio que perder esa baza sería desastroso para Krzanich.

Los procesadores adscritos a la etiqueta Broadwell se están lanzando de forma inversa a la tradicional, que consistía en desplegar primero los modelos de sobremesa quad-core y los destinados a portátiles de alto rendimiento para pasar después a los de menor potencia. Sin embargo, en la industria del PC dominan ahora mismo las ventas de portátiles y convertibles, no las de desktop, y esto condiciona la estrategia de la compañía a la que un querido colega llama chipzilla. La eficiencia en el consumo energético y la disminución de tamaño son cruciales: con las cifras de ventas de PC en la mano tiene más sentido lanzar primero los chips más eficientes. Mientras tanto, en el mercado de sobremesa los Haswell de 22 nanómetros tienen recorrido por delante.

Para fabricar con proceso de 14 nanómetros, Intel cuenta con su planta de Arizona y con otra en Irlanda que empezará a funcionar antes del verano. Tal vez la capacidad productiva no daría escala suficiente, si la presunta hoja de ruta fuera cierta. Según la filtración publicada por un portal chino, después de Slylake-U para tabletas y portátiles, vendría Sklylake-S, mientras que Broadweell-E, con procesadores de seis y ocho núcleos, llegaría en el primer semestre de 2016. Las dos microarquitecturas van a convivir.

De momento, Broadwell-U es lo que hay: un 35% más de transistores, un 37% más pequeño y una sensible mejora en la GPU (una colleja a AMD en mal momento para esta). Su arma más efectiva es el avance en la duración de la batería. Dell afirma que su ultrabook XPS 12 aguanta hasta 15 horas, mientras el ThinkPad X250, de Lenovo, promete superar esa marca. ¿Cómo lo hacen? Los procesadores deshabilitan las funciones no esenciales mientras no se usan. 2015 tiene pinta de ser un año decisivo para Intel.

[informe de Pablo G. Bejerano]


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